¡No confies en nadie menor de 50!

[ inglés ]

Frank da Cruz
fdc@columbia.edu
2004 (versión en español 19 de octubre 2006)

¿Qué se puede decir acerca del levantamiento estudiantil de 1968 en la Universidad de Columbia, después de tantos decenios, mientras se retira hacia una irrelevencia pintoresca? El mundo ha seguido adelante y las viejas ideologías quedan desechadas por las realidades de los mercados, la privatización, y la marcha global de capital.

Unos pocos de nosotros del 1968 quedan hasta hoy en Columbia como profesores o empleos. Como veterano del ejército trabajando a tiempo completo para pagar mis estudios en el Escuala de Estudios Generales (la división de la universidad para adultos), quedé sensible a las cuestiones de la guerra (en Viet Nam) y del trabajo. Como consejero del Proyecto "Double Discovery" (que prepara a los jovenes de familias pobres para la universidad) y vecino de un barrio cercano de bajos ingresos, era conciente también del impacto de Columbia en las comunidades del alrededor. Y como estudiante de una universidad todavía casi completamente para varones, era rodeado por compañeros a quienes esperó una guerra sangrienta y interminable cuando salieran.

Hoy los EEUU quedan empantanado en otra guerra equivocada, y las acciones de Columbia frente de su vecinos de Harlem y de Washington Heights quedan problemáticos. A algunos les parece que Columbia persiga una campaña incesante de expansión y aburguesamiento que transformará una parte de Manhattan una vez culturamente y economicamente diversa y animada en un enclave costoso de "yuppies" (jovenes profesionales urbanos, mayormente blancos) donde trabajadores de sueldos bajo de pobreza les atienden a los "Columbianos" adinerados en bistros caros y tiendas de moda.

Pero en contraste con los alzamientos de 1968, participación estudiantil en las cuestiones sociales y políticas de hoy queda superficial en lo mejor de los casos, fuera de unos pocos dedicados activistas politicas y unos periodistas de Spectator. Pero entretanto, el "Periódico Ambulante" de Spectator invariablemente halla a estudiantes negados y vacuos sobre todo asunto salvo su confort y entretenimiento personal.

¿Cómo pasó que Columbia, una vez un centro mundial de concienca social y activadad political progresiva, se convertió en tal bastión del "mercado libre", conservadurismo, y indiferencia? Un factor fundamental será la revocación de la conscripción en 1973. Si pueden jalarte de una vida desahogada para mandarte para luchar, matar, y/o morir en una guerra, esto te obliga a pensar. Obliga a tus padres a pensar. Obliga a los políticos a pensar.

Pero en la economía duro de hoy, no hay ninguna escasez de soldados voluntarios. No es porque no pueden pensar, sino porque para ellos, no hay otro lugar. El ejército está hecho el empleo de último recurso para los que ya no pueden trabajar en las fábricas, los molinos, las minas, o las granjas. Así que tenemos una clase privilegiada de estudiantes amparados y mimados y una clase distinta y separada de zánganos invisibles para hacer las guerras y fregar los pisos, y las dos nunca se encuentran. La una hace las reglas para la otra sin tener que preocuparse de reacciones ni consecuencias. Las guerras se convierten en meras decisiones de negocios.

Los veteranos tenemos un termino para aquellos que instigan las guerras pero mandan otros para luchar en ellas: "chicken hawks" (en inglés un "hawk" [halcón] es alguien en pro de la guerra; un "chicken" [gallina] es un cobarde; y un "chicken hawk" es un tipo de halcón que se come gallinas). Cuando la mayoría de graduados de Columbia aspira a ser asesor de inversiones o corredor de bolsa, mientras la mayoría de la población del mundo -- y una parte cada vez mayor de la del país nuestro -- vive en pobreza, enfermedad, sufrimiento, y desesperanza, parezca que pasó el 1968 en otro planeto. En los años 60 había un dicho: "No confies en nadie mayor de 30". Ahora más bien dicho: "¡No confies en nadie menor de 50!"

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